viernes, noviembre 25, 2005

Catedral Plasencia

¡Qué maravilla de la arquitectura renacentista:esbelta y pretenciosa alzándose al cielo entre esas columnas que semejan palmeras en sus nervaduras, que se unen en estrellas que emulan al firmamento. Buscar la luz para salir de las tinieblas.
Aquí, en Santiago de Compostela todo es más granítico, todo es más oscuro, más románico... Pero, de igual manera, la belleza de la forma arquitectónica emborracha la percepción. Entre esas columnas uno siente cerca la sensación de sosiego. Sin embargo, cuando ya se mira las estrellas en cielo abierto, a uno ya le entra el desasosiego cósmico del que hablaba Delibes en "El Camino" (¡qué libro más bonito!).
¡Qué catedrales tan silenciosas se pasean por el alma!

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